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Los Beatles y el escáner

Los Beatles y el escáner
 


 
Quizás haya visto alguna vez un escáner TAC (Tomografía Axial Computerizada), e incluso puede que haya tenido la ocasión de introducirse en uno para que los médicos estudien su corazón o sus riñones. Lo que probablemente no sepa es que su desarrollo se debe, en gran medida, al éxito de los Beatles.

Hace unas décadas, la compañía discrográfica EMI, que producía los discos del grupo británico, decidió invertir parte del dinero obtenido de la venta de millones de singles de los Beatles en la creación de un laboratorio de investigación. En ese laboratorio, el ingeniero Goodfrey N.Hounsfield trabajó en la creación de un nuevo aparato de radiodiagnóstico. Su objetivo, decía, era que fuese capaz de “crear una imagen tridimensional de un objeto tomando múltiples mediciones del mismo con rayos X desde diferentes ángulos ,y utilizar una computadora que permita reconstruirla a partir de cientos de planos superpuestos y entrecruzados”. La nueva técnica, bautizada como tomografía (del término griego “tomos”, que significa corte) permitía incluso examinar el cráneo y su contenido, algo impensable en la década de los 70, cuando los primeros prototipos fueron lanzados al mercado.

Desde entonces hasta ahora la tecnología ha seguido avanzando. De hecho, el pasado mes de noviembre la compañía General Electric Healthcare presentaba un nuevo escáner TAC que produce imágenes un 30 por ciento más claras de los órganos internos del cuerpo, huesos y tejidos blandos, al tiempo que disminuye la exposición a la radiación que experimentan los pacientes a la mitad. Según sus creadores, la mejor calidad de imagen que se logra empleando tomógrafos de alta definición es análoga a la mejora que produce el vídeo de alta definición.

Falsos mitos en medicina

Un estudio analiza la veracidad de siete creencias extendidas como los efectos sobre la visión de leer con poca luz o que sólo usamos el 10% de nuestro cerebro.

Tradicionalmente, el número navideño del "British Medical Journal" incluye artículos sobre investigaciones curiosas y otras en las que predomina el buen humor. En su última edición del año, uno de los trabajo, firmado por un equipo de la Indiana University School of Medicine, aborda siete falsos mitos y creencias extendidas, incluso entre los profesionales médicos, por ejemplo, la necesidad de beber ocho vasos de agua al día, la presunta efectividad de afeitarse la cabeza para que el pelo nazca con más fuerza o la pérdida de visión derivada de leer con poca luz.

Los investigadores seleccionaron siete mitos médicos creíbles tanto los facultativos como por el resto de personas. El objetivo es aprobarlos o refutarlos en función de las evidencias disponibles. Sus resultados revelan que todas estas creencias o bien no se han demostrado de forma clara o son falsas.

Por ejemplo, indican que no existe evidencia de la necesidad de beber ocho vasos de agua al día. En realidad, los estudios sugieren que el consumo adecuado de líquidos a menudo se consigue al tomar zumo, leche e incluso bebidas con cafeína.

Según los investigadores, la creencia de que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro está refutada por estudios en pacientes con daño cerebral, que sugieren que la lesión de casi cualquier área cerebral tiene efectos específicos y a largo plazo sobre las capacidades mentales, vegetativas y de conducta. Los estudios de imágenes también muestran que ninguna área del cerebro se encuentra inactiva por completo.

Otra de estas afirmaciones sin fundamento que incluyen los autores en su trabajo es que el pelo y las uñas continúan creciendo después de la muerte, lo que podría ser una ilusión óptica causada por la retracción de la piel que se produce después del fallecimiento. Los autores explican que el crecimiento real del pelo y las uñas requiere una compleja interacción de la regulación hormonal que no existe después de la muerte.

La ilusión óptica también podría ser responsable de la creencia de que el afeitado provoca que el pelo crezca más rápido, más oscuro y más fuerte. El pelo que crece después del afeitado no posee el estrechamiento del final del pelo no cortado, lo que da la impresión de grosor y fortaleza.

Por último, los investigadores opinan que leer con una luz débil no daña los ojos y tampoco existen pruebas que apoyen la prohibición de teléfonos móviles en los hospitales debido a interferencias electromagnéticas.

Señalan que, a pesar de su popularidad, estas creencias médicas no se apoyan en pruebas o son falsas y, por lo tanto, sugieren la necesidad de que los médicos evalúen de forma constante la validez de sus conocimientos.

 

La resonancia magnetica permite detectar cuando el cerebro miente

La resonancia magnetica permite detectar cuando el cerebro miente

Las imágenes del cerebro de personas que están mintiendo es diferente a las de quienes dicen la verdad y es posible que éstas puedan medirse a través de la resonancia magnética, lo que supondría el comienzo del fin del detector de mentiras, según han revelado investigadores estadounidenses.

"Es posible que haya zonas del cerebro especializadas en el engaño y éstas podrían ser medidas" con imágenes de resonancia magnética (IRM), dijo en una conferencia de prensa, Scott Faro, director del Centro de IRM de la Escuela de Medicina Temple, en Filadelfia.

Añadió que de la misma forma en que hay zonas "de engaño", también "podría haber zonas especializadas y únicas del cerebro encargadas de la verdad".
La existencia de estas áreas especializadas en el cerebro fue el principal resultado de un estudio con 10 voluntarios a los que se pidió que mintieran respecto al uso de un arma. A otros tres se les solicitó que dijeran la verdad.

Todos fueron conectados a un detector de mentiras al mismo tiempo en que se les aplicaba la resonancia magnética. Las diferencias entre los que mentían y los que decían la verdad era notable, según manifestó el investigador en una reunión realizada en Chicago de la Sociedad Radiológica de América del Norte,

"Descubrimos siete zonas de activación de la mentira y cuatro áreas de la verdad", dijo. Añadió que la mayor actividad de "la mentira" ocurrió en la zona frontal del cerebro, especialmente la media inferior y la central, así como en el hipocampo y las regiones mediotemporales.

Cuando el sujeto dijo la verdad, se advirtió una mayor actividad en el lóbulo frontal y en el temporal.

 

El humor "está en la testosterona"

El humor "está en la testosterona"

Por naturaleza, los hombres son más cómicos que las mujeres debido a que poseen la hormona testosterona, señala un experto.

Los hombres pueden hacer más chistes que las mujeres y sus bromas tienden a ser más agresivas, indicó el profesor Sam Shuster, del Hospital Universitario de Norfolk y Norwich, en Inglaterra.

El doctor, que se desplaza en un monociclo, observó cómo hombres y mujeres reaccionaban al verlo pedalear en ese vehículo.

Las mujeres tendieron a hacer halagos y elogios, mientras que los hombres se inclinaron por hacer mofas. Los más agresivos fueron los jóvenes, según le dijo el doctor a la revista especializada British Medical Journal.

Hallazgos anteriores han sugerido que existen diferencias entre cómo hombres y mujeres utilizan y aprecian el humor.

Por lo general, las mujeres hacen menos chistes que los hombres y los comediantes de sexo masculino superan en número a las comediantes de sexo femenino.

Agresivamente divertido

Investigaciones sugieren que los hombres tienen una mayor tendencia a utilizar el humor agresivamente, al hacer de otros el blanco de las bromas.

Y la agresión -generalmente considerada como un rasgo más masculino- ha sido vinculada por algunos a la exposición de testosterona en el vientre materno.

El profesor Shuster cree que el humor se desarrolla de un comportamiento agresivo provocado por las hormonas masculinas.

El doctor documentó la reacción de más de 400 individuos a su paso con el monociclo en las calles de Newcastle upon Tyne, en Inglaterra.

Casi la mitad de las personas respondieron verbalmente, la mayoría hombres. Muy pocas de las mujeres hicieron comentarios cómicos o sarcásticos, mientras que el 75% de los hombres intentaron hacer algún tipo de broma.

Burla y sarcasmo

La mayoría de los comentarios masculinos eran burlas. Los hombres jóvenes en vehículos fueron particularmente agresivos, bajaban los vidrios de las ventanas de los automóviles y gritaban.

Sin embargo, este tipo de conducta disminuyó entre hombres de edad avanzada, quienes tendían a ofrecer más comentarios de admiración al igual que las mujeres.

"La idea de que el monociclo es intrínsecamente divertido no explica los resultados", señaló el profesor Shuster.

De acuerdo con Shuster, el efecto de las hormonas masculinas como la testosterona podría ser la explicación más simple.

Según Shuster, un intento inicial de tipo agresivo parece canalizarse y convertirse en un chiste más sutil y sofisticado, de forma tal que la agresión es escondida por el ingenio.

El doctor Nick Neave es un psicólogo de la Universidad de Northumbria, que estudia los efectos físicos, conductuales y psicológicos de la testosterona.

Neave indicó que los hombres podrían responder de manera agresiva debido a que consideran a otros hombres en monociclo como una amenaza, distrayendo la atención femenina de ellos mismos.

"Esto sería un desafío particularmente para los hombres jóvenes que comienzan el período reproductivo y por lo tanto, no me sorprende que sus respuestas fueran más amenazadoras", manifestó.